Nuestro Gran Problema con el Umbral del Dulzor

Queridas familias, hoy queremos hablaros de un tema que pasa habitualmente muy desapercibido y que sin embargo, es bastante importante, el umbral del dulzor. Los primero es explicar a qué nos referimos con “umbral del dulzor”.

         Estamos tan acostumbrados a ingerir alimentos muy azucarados, que es difícil que algo nos resulte empalagoso, por el contrario, a la más mínima, cualquier cosa nos resulta amarga o ácida y el cuerpo nos pide añadirle azúcar, mucho azúcar. Esto sucede precisamente por ese “umbral del dulzor” protagonista de este artículo. Durante mucho años, hemos acostumbrado a nuestro cuerpo a tomar alimentos muy dulces, cada vez, añadimos más azúcar a todo considerando “normal” sabores extremadamente dulces y desagradables sabores con poco dulzor. ¿Por qué sucede esto? ¿Es que somos muy golosos? ¿Es que nuestro cuerpo necesita todo ese azúcar? No, ninguna de estas respuestas son correctas, la respuesta correcta es PORQUE ASÍ HEMOS ACOSTUMBRADO A NUESTRO CUERPO DURANTE AÑOS. Existen estudios que aseguran que los productos industriales, especialmente bollería y productos azucarados crean bastante adicción, una adicción socialmente aceptada, pero adicción al fin y al cabo. Todos estos hábitos tan poco saludables, se los enseñamos y transmitimos a nuestros niños, por ejemplo, añadiendo azúcar a la leche, a los zumos naturales o a la fruta (que ya llevan su propio azúcar natural y saludable). También se los inculcamos cuando, habitualmente, les permitimos tomar productos tipo bollería industrial, dulces, pasteles… en lugar de hacerlo de forma ocasional. Con estos hábitos estamos fomentando estos dos puntos tan importantes, estamos aumentando su umbral del dulzor, y estamos fomentando esa adicción al azúcar industrial.

         Afortunadamente, esto tiene solución. ¿Cómo podemos reducir el umbral del dulzor de nuestros niños y esa adicción que crean estos “alimentos”?, pues progresivamente. Respecto a las chucherías y dulces industriales, deberíamos espaciarlos en el tiempo (y la cantidad) lo más posible, pero para evitar el rechazo de los niños (algo normal dado que les estamos cambiando unos hábitos que les entusiasman) hay que hacerlo progresivamente. También debemos procurar que la bollería que coman nuestros niños sea casera, de esta manera, podremos controlar la cantidad (y el tipo) de azúcar que lleven esos alimentos, lo que ayudará a, progresivamente, reducir la cantidad y el tipo de azúcar que añadimos. Esta última medida tiene una ventaja añadida, la repostería casera es una actividad muy interesante en la que podemos incluir a nuestros niños, pasando así tiempo de calidad con ellos, ofreciéndoles distintas aficiones como puede ser la cocina, además de llevar a cabo una actividad que les hará sentir tremendamente orgullosos cuando se lo coman y les encante (así les sabrá mucho mejor a pesar de haber reducido la cantidad de azúcar).

         Esperamos que este artículo sirva de reflexión y de punto de partida para un gran cambio en los hábitos saludables de nuestros niños (que empiezan por mejorar los nuestros). Más adelante, incluiremos recetas e ideas para que nuestros pequeños no se priven de comer bollería y dulces pero de forma lo más saludable posible.

¡Feliz semana!

Última modificación: 28/10/2016 - 12:49